Soy una obra del temor: mi cuerpo, mis intereses, mis convicciones, mis gustos y mis costumbres fueron templadas por el miedo.
No soy atlético porque el deporte comporta demasiados riesgos y nunca quise someterme a ellos, pero tampoco devine obeso pues elijo alimentos probadamente anticancerígenos que coinciden en no engordar. Probablemente no haya desarrollado una gran altura por el mismo motivo.
Me dedico a la filosofía por ser una actividad que no obliga a la acción y evito la acción por temor a que las cosas puedan salir mal. De igual modo, soy pacifista para huir de las peligrosas consecuencias de la valentía; busco la inmortalidad por miedo a morirme y por miedo casi no me expongo al trato social.
Llevo rulos y casi siempre visto de azul. No me animaría a nada más audaz.